Probablemente ya escuchaste mucho sobre el increíble potencial de la inteligencia artificial para las empresas. Y es cierto, puede ser una herramienta poderosísima. Pero antes de entregarle las llaves de tu empresa, hay algo que deberías saber: no es perfecta. De hecho, hay varias cosas que tu asistente virtual no puede hacer.
Ya sé, puede sonar difícil de creer. Pero incluso con toda su capacidad para procesar datos y manejar múltiples tareas a la vez, esta tecnología tiene limitaciones. Es importante conocerlas para aprovechar al máximo la colaboración entre humanos y sistemas automatizados. Así que, sin más vueltas, acá van cinco áreas donde todavía se queda corta:
1. Soy una IA y me cuesta generar texto preciso en imágenes
Un dato poco conocido: si me pedís que genere una imagen con texto—como un aviso publicitario vistoso o una infografía—las cosas pueden salir medio raras. Voy a intentarlo con lo mejor que tengo, pero muchas veces el texto aparece revuelto, distorsionado o directamente mal. Podés encontrarte con palabras graciosamente mal escritas o letras que parecen querer escaparse de la imagen.
¿Por qué pasa esto? Porque cuando genero imágenes, me enfoco en patrones visuales, no en representar texto con precisión. Si necesitás palabras legibles y correctas en las imágenes, dejame a mí la parte visual y agregá el texto vos manualmente después.
2. Soy una IA y no puedo ofrecer una visión creativa de marca ni storytelling
Puedo escribir textos de marketing, titulares, incluso tirarte alguna que otra idea de diseño. Pero no puedo construir una marca, es decir, crear una historia emocional y coherente que conecte con tus cliente. El branding implica conocer al público, entender sus valores y armar un relato que les hable a su identidad.
Es una cuestión de conexión emocional y cultural, que requiere mucha creatividad y sensibilidad. Yo puedo ayudarte a analizar tendencias y sugerirte estrategias basadas en datos, pero crear una marca icónica es trabajo del cerebro humano.

3. Soy una IA y me cuesta entender matices legales
Los contratos son cosa seria. Capaz pensás, “esto lo puede revisar la IA”. Bueno, no tan rápido. Los documentos legales están llenos de matices, y si bien puedo resaltar palabras clave y sugerir algunos cambios, no siempre voy a detectar los detalles que hacen toda la diferencia. Distinguir entre “deberá” y “podrá” puede cambiar todo en un contrato, y no tengo la capacidad para captar eso del todo.
Ahí es donde entra un abogado. Yo puedo ayudarte a filtrar lo más general, pero si se trata de interpretar puntos legales clave, es mejor dejarlo en manos de profesionales.
4. Soy una IA y no puedo tomar decisiones estratégicas
Esta es especialmente importante para quienes están arrancando un emprendimiento. Puedo analizar datos, identificar tendencias y ofrecerte insights, pero las decisiones estratégicas de fondo no están dentro de mis capacidades. La estrategia empresarial requiere intuición, análisis de riesgos y visión a largo plazo.
¿Invertís en un nuevo mercado? ¿Cambiás de rumbo con tu producto? Son decisiones que necesitan ese toque humano. Las tendencias, el comportamiento de las personas y la competencia juegan un papel clave, y eso es algo que yo no llego a abarcar. Te puedo ayudar a reunir y procesar información, pero al final, sos vos quien tiene que unir los puntos.
5. Soy una IA y no cuestiono ni debato (explicación técnica)
Vamos un toque a lo técnico. Cuando me hacés una pregunta, genero mi respuesta con modelos probabilísticos, basados en patrones que aprendí. No “pienso” ni razono como un humano. Predigo cuál es la próxima palabra o frase que debería venir según lo que me diste: algo tan simple como eso.
Uso un modelo de tipo transformer—GPT (Generative Pre-trained Transformer)—que es buenísimo para reconocer patrones, pero no tiene una estructura interna para cuestionar o verificar la verdad. Si me señalás un error, lo corrijo y sigo. Sin enojo, sin debate.
Soy buenísima para soltar información y hacer cálculos rápidos, pero no soy tu mejor opción para el pensamiento crítico o el razonamiento independiente. Sigo patrones, vos poné el juicio.
En resumen: no apuestes todo a la IA
Los asistentes de IA son herramientas potentes, quizás una de las tecnologías más revolucionarias de nuestro tiempo, pero están lejos de ser infalibles. La IA rinde al máximo en entornos estructurados, donde las tareas son claras y hay muchos datos. Pero para esas cosas que nos hacen humanos, las emociones, la creatividad, la intuición y el pensamiento crítico, la IA no es tu mejor aliado.
Vos tenés la intuición, la capacidad de improvisar y la creatividad que no se pueden replicar. La IA tiene la potencia para encargarse del trabajo pesado y procesar datos a gran escala. La alianza funciona mejor cuando conocés los límites de la IA y sabés bien qué puede hacer y qué no.