Si alguna vez estuviste en una reunión de diseño donde alguien dijo “pongámosle algo que resalte”, considerá esto un recordatorio amistoso: el color no es un adorno. Es comunicación.
Un artículo reciente de Quanta Magazine, “¿Cuándo apareció el color en la naturaleza?”, plantea ese punto desde la evolución. Resulta que los ojos capaces de ver en color aparecieron antes que las flores vistosas, los frutos brillantes, las rayas de advertencia o los plumajes llamativos. Primero vino el hardware; después llegaron los mensajes.
Así funciona un buen diseño. No elegís colores porque sí. Los elegís porque significan algo.

El manual de color de la evolución (y el nuestro)
Acá van algunas lecciones evolutivas que se aplican directamente al branding y al diseño UX:
- Rojo = urgencia. Ranas venenosas, frutas maduras, sangre arterial. El rojo grita “¡prestá atención!” desde hace millones de años. Por eso es ideal para semáforos, carteles de oferta y notificaciones.
- Verde = seguro, comestible, adelante. Plantas verdes significaban comida y refugio. Hoy sigue siendo el color de apps de salud, marcas ecológicas y cualquier cosa asociada al crecimiento.
- Azul = confianza y estabilidad. La naturaleza no usa el azul a la ligera: océanos, cielo y poco más. Esa rareza lo hace sentir calmo, expansivo y confiable. Bancos y aseguradoras lo saben muy bien.
- Amarillo = atrapa miradas. Abejas, avispas y ranas tóxicas. El amarillo combinado con negro es la cinta de peligro de la naturaleza. Las marcas lo usan para captar la atención al instante.
- Contraste = acción. La cola de un pavo real resalta porque explota contra el fondo. Lo mismo pasa con un buen botón de CTA. Sin contraste, estás camuflando tu producto.
Por qué a las marcas debería importarles
Cuando elegís una paleta de colores, no estás pintando: estás escribiendo una frase en un lenguaje ancestral. Si tu botón de llamada a la acción se pierde con el fondo, el mensaje también se pierde. Si el color de tu marca contradice su propósito (por ejemplo, usar azul suave para una bebida energética), estás mezclando señales.
El color funciona porque nuestro cerebro fue cableado para eso: millones de años de señales de supervivencia lo definieron así. Ignorar eso no es solo una mala elección estética; es ignorar el sistema operativo mental de tus usuarios.
Conclusión de diseño
Todos los tonos cargan con historia. Cada color tiene contexto. Las marcas entienden eso y lo usan a su favor. Y cuando lo desafían (porque las reglas están para romperse) lo hacen con cuidado.
Así que la próxima vez que abras una paleta de colores, preguntate: ¿qué mensaje estoy dando? ¿Qué instinto primitivo estoy activando?
Porque el color no se trata de que algo se vea lindo. Se trata de que se entienda bien. Y la claridad es la mejor UX.