¿Cómo te sentís los viernes? ¿Te desesperás por la hora de salida? Yo también. Y no creo que seamos los únicos: si no, no existirían tantos memes sobre el juernes, el viernes que no quiere llegar, o para celebrar ese momento glorioso donde sabés que se viene el descanso.
Muchas empresas buscan aliviar ese bajón inventando «viernes descontracturados”: dejan que los empleados lleven a sus mascotas o se vistan de manera más informal. Pero seamos sinceros: eso es puro decorado. El problema está en el sistema.
Llegados a este punto, donde acordamos que el problema es que sistema exige cinco días de trabajo y dos (o uno y medio) de descanso, naturalmente surge la pregunta: ¿qué pasaría si cada semana tuviera dos viernes?
Eso mismo fue lo que nos preguntamos. Probamos cambiar el ritmo de trabajo y decirle chau al modelo tradicional de cinco días. ¿Spoiler? Funciona.

¿Qué es la semana laboral de 4 días?
Es simple: trabajar cuatro días en lugar de cinco. Existen dos formas de implementar la reducción de la semana laboral:
- Semana comprimida: se mantienen las 40 horas semanales pero distribuidas en cuatro días (10 horas por día).
- Semana reducida: se trabajan menos horas (por ejemplo, 32 horas) sin alargar las jornadas. Se enfoca en reducir el tiempo total sin sacrificar productividad.
La idea no es nueva. A principios del siglo XX ya se debatía reducir la jornada laboral. En 1926, Henry Ford implementó la semana de cinco días en sus fábricas. En los últimos años, países como Islandia y Nueva Zelanda hicieron pruebas con semanas de 4 días… y funcionó: más bienestar, misma o mejor productividad.
Por qué implementamos la reducción de la semana
Estamos 100 % remoto desde 2015. Claro, no todas las profesiones o industrias pueden darse el lujo de trabajar remoto, pero en nuestro caso —una empresa de desarrollo de software— podemos hacer todo en línea. Trabajando desde casa ganamos tiempo y comodidad: no hay traslados, los horarios se flexibilizan, disponemos de más tiempo y, además, es más barato. En 2020, cuando llegó la pandemia y hubo que aislarse en casa, ya estábamos un paso adelante.
Hace dos años dimos otro salto: implementamos la semana laboral de cuatro días, con modelo reducido. El viernes, el odiado viernes, no nos acababa de convencer. Trabajar agotados para cerrar tareas y rezando para que ningún cliente tocara la puerta para pedir nada, no podía ser positivo. ¿Eso era trabajo de calidad? No, solo estábamos cumpliendo con la exigencia de hacer esas ocho horas más como fuera.
La experiencia de trabajar 4 días nos demostró que con menos horas, pero mejor gestionadas, logramos más foco, más energía y más calidad.
Qué beneficios vimos de la reducción de la semana laboral (que sí, funciona)
- Más satisfacción general: Tenemos más energía, más motivación y más tiempo disponible, ya sea para hacer trámites, estar con la familia o simplemente descansar.
- Más productividad: Se terminaron los tiempos muertos. Organizamos tareas, eliminamos la conversación innecesaria, simplificamos las reuniones. Los proyectos salen más rápido y mejor.
- Menos ausentismo: Con más tiempo para descansar o hacer chequeos médicos, bajó la cantidad de días por enfermedad. Tener un día más para “ser persona” hace que el equipo esté más sano y presente. Llegamos más enteros al lunes, sin ese clásico “arranque en cámara lenta”.
- Mejor clima laboral: La semana corta fortalece la confianza. No necesitamos controlar ni perseguir a nadie para saber que está haciendo su trabajo. Hay más autonomía y menos desgaste. La gente se siente valorada y trabaja mejor.
Esta semana más corta no es solo una mejora laboral, es una mejora de vida. Te da tiempo para hacer deporte, tomar un café con alguien, ir al médico o simplemente no hacer nada. Y eso también vale.
Las dudas más frecuentes (y cómo las manejamos)
- ¿Baja la productividad? Lo más común es pensar que al trabajar un día menos se pierde productividad, pero vimos lo contrario. Cuando la gente está enfocada y descansada, rinde mejor. Aprendimos a priorizar tareas, eliminar reuniones innecesarias y aprovechar el tiempo. No dejamos nada para “mañana”. Los lunes llegamos con pilas para lo más pesado. Concentramos las reuniones con clientes los martes y miércoles, y usamos los “jueves-viernes” para rematar tareas internas completamente enfocados.
- ¿Y si un cliente necesita algo urgente un viernes? Este tema nos preocupaba bastante, sobre todo porque algunos de nuestros clientes siguen trabajando cinco días. Creamos una dirección de correo de emergencias (911) que va directo a los managers. Ellos evalúan si hace falta activar a alguien del equipo o si puede esperar. En la mayoría de los casos, se resuelve a ese nivel. Este sistema permite atender urgencias sin interrumpir el descanso de los demás.
- ¿Y las jornadas más largas? Nosotros optamos por el modelo de semana reducida, no comprimida. Pero si pensás aplicar el segundo (trabajar más horas por día), es fundamental acompañarlo con herramientas, buena organización y flexibilidad. Si no, el equipo se quema, y eso va contra todo el sentido de esta idea.
¿Te animás a probar la semana de 4 días?
Cada vez que hablamos de esto escuchamos cosas como “¡qué suerte tienen!” o “¿y no baja la productividad?”. La respuesta es siempre la misma: no es suerte, es organización. Y sí: funciona.
Si estás buscando un modelo que combine foco, bienestar y resultados reales, pensá en la semana de 4 días. Es posible. Y puede cambiarlo todo.