Si en la primera parte de esta serie exploré cómo la tecnología y la IA están moldeando interfaces más inteligentes y adaptativas, en esta segunda parte quiero poner el foco en lo que, para mí como diseñadora, define el futuro real de la experiencia de usuario: las personas.
En 2026, el objetivo ya no es simplemente crear productos que funcionen. Busco diseñar experiencias que conecten emocionalmente, que incluyan a todos y que sean éticas en cada decisión. Mientras la IA acelera procesos y nos abre posibilidades, nuestra responsabilidad como diseñadores crece: debemos entender, sentir y anticipar lo que el usuario vive, más allá de la pantalla.
1. Diseño emocional, no solo funcional
Las interfaces dejaron de ser estructuras neutras. Hoy comunican, acompañan y, en muchos casos, logran motivar o tranquilizar a quienes las usan. Pequeños detalles como una animación, un tono de voz o una microinteracción pueden ser la diferencia entre una experiencia fría y una memorable.

Claves del diseño emocional en 2026
- Microinteracciones que felicitan, acompañan o guían.
- Animaciones suaves que transmiten calma o energía (bien usadas, no decorativas).
- Un tono humano, claro y empático en cada mensaje.
- Narrativas visuales que cuentan historias y conectan con estados emocionales.
Ejemplos reales
- Headspace: sus animaciones están diseñadas para reducir ansiedad usando formas orgánicas y ritmos lentos.
- Duolingo: gamificación emocional para mantener motivación (refuerzos positivos, personajes, humor).
2. Diseño inclusivo y accesible, un estándar
La accesibilidad dejó de ser un “extra”. En 2026, diseñar para todos no es opcional: más allá de ser una responsabilidad ética, es una ventaja competitiva.
Prácticas clave de inclusión y accesibilidad
- Contrastes correctos, tipografías legibles y jerarquías claras.
- Navegación que no dependa exclusivamente de la vista o del tacto.
- Inclusión cultural y lingüística como parte del proceso, no del final.
- Diseño universal que funcione en múltiples capacidades, dispositivos y entornos.
Ejemplos reales (2024–2025)
- Apple iOS – Personal Voice y Live Speech: permiten a personas con dificultades para hablar crear una voz personalizada o comunicarse mediante frases rápidas.
- Google Lookout: describe objetos, textos y escenas para usuarios con baja visión usando IA en tiempo real.
- Microsoft Inclusive Design Toolkit: modelo adoptado globalmente para diseñar considerando limitaciones permanentes, temporales y contextuales.
- YouTube Auto-Captions: subtítulos automáticos mejorados con IA que aumentan la accesibilidad en múltiples idiomas.
Para acompañar estas prácticas, los Web Content Accessibility Guidelines (WCAG) siguen siendo el marco más sólido.
Las empresas que integran accesibilidad desde la etapa conceptual no solo crean mejores productos: crean productos más usados, más robustos y más confiables.
3. Ética en diseño: la nueva frontera
A medida que nuestra relación con la IA se vuelve cotidiana, el diseño ético deja de ser un debate abstracto. Los sistemas adaptativos toman decisiones invisibles para el usuario: qué recomendar, qué ocultar, qué priorizar. Por eso, el rol del diseñador se expande hacia lo estratégico y lo moral.
Consideraciones éticas clave
- Ser transparentes sobre cuándo interviene la IA.
- Evitar patrones oscuros o manipulaciones emocionales.
- Diseñar para el bienestar, no solo para la conversión.
- Evaluar sesgos inherentes en datasets o modelos.
Un buen punto de partida sobre ética aplicada al diseño digital es este recurso de Platzi.
Ejemplos reales (2024–2025)
- Meta: comenzó a etiquetar automáticamente imágenes generadas por IA (Llama, Imagine) para evitar desinformación y mejorar transparencia.
- Adobe Firefly: se posicionó como ejemplo de ética al entrenar su modelo únicamente con contenido con licencia y material autorizado.
- Airbnb: eliminó patrones oscuros y mejoró la transparencia mostrando precios finales, cargos y reglas antes de reservar.
- ChatGPT: incorporó mecanismos de transparencia y registros de actividad para entornos corporativos.
Conclusión: desaprender y volver a aprender
El futuro del diseño UX/UI no depende únicamente de nuevas tecnologías: depende de nuestra capacidad como diseñadores para aprender constantemente, adaptarnos, escuchar y cuestionar los supuestos con los que trabajamos hoy.
La IA crea interfaces más inteligentes, las diferentes interfases crean experiencias más naturales. Pero solo nosotros podemos darle un propósito humano a todo eso.
2026 exige diseñadores capaces de:
- integrar emociones en sus decisiones,
- abrazar la diversidad real de usuarios,
- y actuar éticamente aun cuando la presión del negocio vaya en otro sentido.
Cada nueva tendencia no es un destino, sino una invitación a crecer: a explorar, equivocarnos, iterar y evolucionar. Diseñar para el futuro significa estar dispuestos a aprender lo nuevo, desaprender lo viejo y reinventarnos continuamente.