Escalabilidad es la capacidad que tiene un sistema para seguir funcionando bien cuando crece la cantidad de usuarios, datos o carga.
Viene del mundo del software, pero se aplica también a infraestructura, bases de datos, y hasta modelos de negocio. Si una app funciona bárbaro con 100 usuarios pero se cae cuando llegan a 1000, no es escalable. En cambio, si puede crecer sin que se note una baja de rendimiento (o con cambios mínimos), entonces tiene buena escalabilidad.
Se puede escalar en vertical (mejorás la máquina: más memoria, mejor procesador) o en horizontal (sumás más máquinas y repartís el trabajo). Imaginate una pizzería: escalar vertical sería comprar un horno más grande; escalar horizontal, poner otra sucursal. En la nube (como con AWS, Google Cloud o Azure), escalar horizontal es más fácil y barato a largo plazo.
La escalabilidad no es sólo técnica: también aplica a productos, modelos de negocio y equipos. Un startup que puede atender a más clientes sin multiplicar sus costos tiene un modelo escalable. Pero en tecnología, lo esencial es que el sistema no colapse cuando todo crece.