SaaS (abreviatura de Software as a Service, o sea “software como servicio”) es usar programas desde internet — como Google Drive, Canva o Mercado Pago — sin tener que instalarlos.
La idea se hizo popular en los 2000, cuando mejoró la velocidad de internet y aparecieron las “nubes”. En vez de bajar un programa o instalar un CD, simplemente entrás a un sitio, te logueás y empezás a usarlo. Pagás una suscripción (mensual o anual), y la empresa se encarga de todo: actualizaciones, backups, servidores. Vos solo necesitás un navegador y conexión.
¿Por qué se usa tanto SaaS?
Porque es cómodo. Lo usás desde donde estés, compartís info al instante y no te hacés cargo del mantenimiento. Sirve tanto para una diseñadora freelance que paga Figma Pro como para una empresa que maneja todo su soporte con Zendesk.
Hoy la mayoría del software moderno funciona así. Si estás editando imágenes online, firmando contratos o llevando una tienda digital, seguro estás usando SaaS.
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